La patatas soflés que acompañan la carrillera suponen nuestro pequeño guiño de admiración por la cocina clásica y por los cocineros que, lejos de todo foco mediático, han ejecutado de manera magistral durante años unas labores fundamentadas en un profundo conocimiento y respeto por las bases de la cocina.
Nos gusta pensar que, como el pájaro Goofus Bird de Borges, estas suflés nos permiten volar mirando hacia atrás, para no olvidarnos nunca de dónde hemos venido.
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